Instituto de

Gustoterapia

Tema 15. La influencia de las emociones en la flora intestinal

15.1. Conexión mente-intestino
¿Conocías la profunda conexión entre tus emociones y tu microbiota?

La interacción entre el cerebro y el sistema digestivo es bien conocida. ¿Quién no ha sentido malestar ante situaciones estresantes o emoción al enamorarse? Esta comunicación bidireccional vincula el sistema nervioso central con el sistema entérico. Por ello, respondemos a estímulos como el hambre, el estrés y las emociones.

Las bacterias en tu cuerpo tienen el potente poder de modificar tu química interna, tu metabolismo y hasta la manera en la que te comportas. Ya se ha dejado atrás la simple idea de que el principal trabajo de nuestros intestinos es solo absorber nutrientes y procesar desechos. Ahora, los consideramos como un «segundo cerebro» debido a su profunda influencia en el cuerpo.

Con los avances recientes, hemos aprendido que los intestinos están involucrados en gran parte de la actividad inmunológica, producen diversas hormonas y cuentan con un elaborado sistema nervioso. Su conexión con el cerebro es vital para nuestra salud. Además, contienen una microbiota (o flora intestinal) esencial para nuestra supervivencia.

Entonces, ¿qué es exactamente la microbiota? Es un conjunto de alrededor de 100 billones de bacterias en nuestro intestino, principalmente en el colon. Existen más de 1000 variedades identificadas de estas bacterias, siendo las más estudiadas las lactobacilos y bifidobacterias, ya que sobreviven fuera de nuestro cuerpo.

Según el enfoque del Dr. Perlmutter, hay dos grupos principales de bacterias en nuestra microbiota:

  • Firmicutes (no beneficiosas): Típicas en las dietas occidentales, se alimentan de dietas ricas en calorías y se relacionan con obesidad y diabetes.
  • Bacterioides (beneficiosas): Procesan alimentos ricos en fibra y vegetales. Su disminución se asocia a obesidad, trastornos neurológicos y problemas digestivos.

En resumen, nuestra microbiota juega un papel fundamental en nuestra salud física y emocional.

15.2. ¿Cómo afecta nuestra microbiota a nuestras emociones?

Es un hecho conocido que, cuando estamos ansiosos, tendemos a buscar consuelo en la comida. Si padeces problemas como el sobrepeso, la malnutrición o incluso la depresión, es probable que tu flora intestinal también esté desequilibrada. Estas bacterias pueden impactar directamente en nuestro estado de ánimo, ya sea generando bienestar o causando molestias y dolor. De hecho, hay una conexión evidente entre nuestras emociones y nuestro sistema digestivo.

Se ha confirmado que bacterias como lactobacillus y bifidobacterium pueden producir ácido gamma-aminobutírico, un neurotransmisor clave para varios procesos psicológicos y asociado con la ansiedad y depresión. Además, la serotonina, que influye en el estado de ánimo, se encuentra en grandes cantidades en el intestino.

 

El efecto de los probióticos


Los alimentos ricos en bacterias beneficiosas, como los yogures, pueden influir positivamente en nuestra psicología. En un estudio mencionado en «El poder de la flora», se observó que la combinación de lactobacillus y bifidobacterium reducía la ansiedad en animales y mejoraba el bienestar psicológico en humanos.

De ahí que algunos especialistas ya utilicen el término «psicobiótico» para referirse a la interacción entre probióticos y cerebro.

 

Relación entre Coprococcus y Dialister y depresión

Investigadores de la Universidad de Leuven en Bélgica han confirmado la relación entre la microbiota intestinal y la salud mental en humanos, un vínculo previamente establecido solo en estudios con animales. Según su investigación publicada en Nature Microbiology, han identificado dos bacterias específicas que juegan un papel crucial en la depresión y en el bienestar mental en general. Este descubrimiento podría abrir nuevas vías para tratamientos que se enfoquen en estas bacterias específicas.

Se ha descubierto que muchos microorganismos presentes en la microbiota intestinal pueden producir compuestos que afectan el sistema nervioso. Los científicos llevan años explorando la intrincada comunicación entre el cerebro y el intestino, mediada principalmente por el nervio vago. Hace una década, varios experimentos revelaron que alterar la composición de la microbiota intestinal de ratones influía en su comportamiento.

Lo revolucionario de este estudio flamenco es que se pudo replicar este hallazgo en humanos, que tienen una comunidad bacteriana en sus intestinos significativamente más diversa y compleja que la de los roedores. Al analizar datos de 1054 individuos, los investigadores encontraron que las bacterias Coprococcus y Dialister estaban significativamente reducidas en aquellos con depresión, sin importar si estaban bajo tratamiento.

“La relación entre la actividad metabólica de la microbiota intestinal y la salud mental ha sido un tema de debate”, señala Jeroen Raes, coautor del estudio. A pesar de los hallazgos previos en animales, la investigación en seres humanos había sido limitada. “Hemos identificado grupos específicos de bacterias que varían según la presencia o ausencia de depresión y según el estado general de salud mental”, añade.

Además, han establecido un catálogo que clasifica los microbios intestinales según su capacidad para producir o degradar moléculas que pueden interactuar con el sistema nervioso. Utilizando técnicas computacionales, estudiaron el genoma de 500 bacterias del intestino de individuos con depresión. “No solo hemos identificado las bacterias relevantes en enfermedades mentales, sino también los posibles mecanismos de interacción con el organismo”, dice Mireia Valles-Colomer, coautora del estudio. Por ejemplo, encontraron que la habilidad de ciertos microorganismos para producir DOPAC, un derivado de la dopamina, se correlaciona con un mejor bienestar mental.

15.3. Tratamiento con naturopatía

Entendiendo la importancia de una microbiota equilibrada, la naturopatía nos ofrece una serie de estrategias naturales para potenciarla.

La naturopatía se centra en la capacidad autónoma del cuerpo para sanarse y subraya la prevención y el tratamiento natural para mantener un equilibrio saludable. Para fortalecer la microbiota, es esencial adoptar una dieta equilibrada que incluya alimentos fermentados y ricos en fibra, evitando al mismo tiempo los alimentos procesados y los azúcares refinados. La incorporación de suplementos probióticos y prebióticos, junto con hierbas medicinales como el regaliz, la cúrcuma y el jengibre, pueden ayudar a optimizar la salud intestinal. Finalmente, es vital reducir el uso de antibióticos a lo estrictamente necesario y mantener un estilo de vida activo, ya que el ejercicio regular favorece una microbiota saludable.

 

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